Orden Ejecutiva del Proyecto Génesis y sus impactos en la resolución de conflictos

Mediación de siguiente nivel

28 de noviembre de 2025

¿Qué es la Misión Génesis?

Al dictar una nueva Orden Ejecutiva, el Presidente de los Estados Unidos estableció el 24 de noviembre la llamada Misión Génesis, un ambicioso esfuerzo nacional para usar la inteligencia artificial (IA) con el fin de acelerar los descubrimientos científicos. En esencia, la orden sostiene que el país siempre ha dependido de la ciencia y la innovación, y que la IA representa ahora una frontera tan relevante como cualquier otra desde el Proyecto Manhattan. Por momentos, el documento transmite una sensación de urgencia casi frenética, como si el país estuviera al borde de un precipicio esperando que el sol salga un poco más rápido.

La Plataforma Estadounidense de Ciencia y Seguridad

El Departamento de Energía (DOE), con sus laboratorios nacionales y sus enormes recursos de cómputo, recibe la misión de construir y gestionar una nueva “Plataforma Estadounidense de Ciencia y Seguridad”. Esta plataforma integrará supercomputadoras, entornos de IA en la nube, conjuntos de datos científicos, instalaciones experimentales y modelos de IA especializados.

Los sistemas de IA explorarán espacios de diseño, comprobarán hipótesis, automatizarán tareas de investigación e incluso sorprenderán a los investigadores de maneras que se asemejan a ver a un estudiante talentoso adelantarse al programa de estudios.

El Secretario de Energía debe mapear rápidamente todos los recursos informáticos y de datos existentes, identificar conjuntos de datos utilizables, evaluar laboratorios robóticos y de inteligencia artificial, y demostrar capacidad operativa temprana en un plazo de pocos meses. Estos plazos son urgentes y algo optimistas, aunque la urgencia forma parte explícita del objetivo.

A lo largo de la orden se enfatiza la seguridad en todas sus dimensiones: ciberseguridad, normas de clasificación, protección de la privacidad y requisitos de control de exportaciones. La idea central es avanzar con rapidez sin “derribar los muebles”.

20 grandes desafíos nacionales

Otra parte clave de la orden exige la identificación de al menos 20 grandes desafíos nacionales en ciencia y tecnología. Estos desafíos abarcarán campos como:

  • Biotecnología
  • Materiales críticos
  • Ciencia de la información cuántica
  • Semiconductores
  • Fabricación avanzada

Las agencias utilizarán la nueva plataforma para impulsar avances en estas áreas, ajustando la lista de desafíos anualmente según los progresos obtenidos o las necesidades cambiantes del país. Es, en cierto modo, la creación de una lista nacional de prioridades científicas para la próxima era tecnológica.

Coordinación federal y financiamiento

La Orden Ejecutiva también establece una amplia coordinación entre agencias federales. Una combinación de grupos de alto nivel, como el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y el Consejo Federal de Directores de Datos, coordinará programas, conjuntos de datos e inversiones en investigación.

Estos organismos contribuirán al desarrollo de:

  • Oportunidades de financiación para proyectos de IA y ciencia avanzada.
  • Esquemas de compartición de datos y recursos experimentales.
  • Marcos comunes para la gestión de riesgos y estándares técnicos.

El tono del documento oscila entre una planificación altamente técnica y un llamado político más amplio a la colaboración en un momento percibido como crítico para la competitividad científica del país.

Colaboración con universidades y sector privado

La orden fomenta de manera explícita la colaboración externa. El Departamento de Energía debe establecer marcos claros para colaborar con universidades, empresas privadas y otros socios, protegiendo al mismo tiempo:

  • La propiedad intelectual generada.
  • La seguridad y confidencialidad de los datos.
  • La integridad de los recursos de investigación federales.

Asimismo, se contemplan becas y prácticas para que estudiantes y jóvenes investigadores puedan formarse en laboratorios nacionales y experimentar de primera mano cómo la IA está transformando la práctica científica.

Seguimiento y alcance jurídico de la Orden Ejecutiva

El Secretario de Energía deberá informar anualmente al Presidente sobre avances, resultados, alianzas y cualquier autoridad adicional que se considere necesaria. Al mismo tiempo, la orden deja claro que no anula las facultades ya existentes de las agencias ni crea derechos exigibles directamente por particulares.

Más que un nuevo régimen jurídico cerrado, la Misión Génesis establece una visión estratégica de largo plazo: coordinar la potencia científica estadounidense en un esfuerzo unificado impulsado por IA que, si funciona, podría acelerar los descubrimientos de manera que hoy parecen casi futuristas.


Conclusiones para mediadores, árbitros y abogados

Para quienes trabajan en mediación, arbitraje y el ámbito jurídico en general, la Orden Ejecutiva que lanza la Misión Génesis genera una mezcla de anticipación e inquietud. Promete un auge nacional en la investigación científica acelerada por IA, lo cual suena atractivo en abstracto, pero la mentalidad jurídica detecta de inmediato los puntos de fricción. Es como entrar en un laboratorio de alta tecnología donde todas las superficies relucen, pero aun así revisar si el piso no está demasiado resbaladizo.

1. Datos, propiedad intelectual y colaboración

Una primera conclusión es que las disputas sobre acceso a datos, propiedad intelectual y colaboración interinstitucional o público-privada probablemente se volverán más complejas. La orden exige acuerdos estandarizados, marcos de investigación cooperativa y estrictas protecciones de ciberseguridad.

Los mediadores y árbitros pueden anticipar un incremento de controversias sobre:

  • Responsabilidades en el uso compartido de datos científicos y modelos de IA.
  • Derechos de licencia sobre algoritmos y resultados de investigación.
  • Límites entre la autoridad federal y la iniciativa privada en proyectos de alto impacto.

Tal como ha ocurrido en iniciativas científicas a gran escala, el desarrollo acelerado de tecnologías tensiona las expectativas contractuales tradicionales y obliga a repensar cláusulas de confidencialidad, propiedad conjunta y transferencia de tecnología.

2. Transformación del trabajo científico y conflictos laborales

Otro efecto probable se relaciona con las transiciones laborales. La orden incentiva becas, prácticas y la expansión de habilidades en IA para el sector científico. A medida que estos cambios se extiendan, los abogados especializados en derecho laboral podrían encontrar:

  • Disputas sobre nuevos requisitos de capacitación y reconversión profesional.
  • Conflictos derivados de la reorganización de equipos ante la automatización parcial o total de tareas.
  • Debates sobre protocolos de seguridad cuando sistemas de IA realizan experimentos autónomos.

En todos estos escenarios subyace una dimensión humana: personas preocupadas por su empleabilidad, por la vigencia de sus competencias y por la redistribución de responsabilidades entre humanos y sistemas de IA. Los mediadores deberán saber manejar ese trasfondo emocional y organizacional.

3. Cumplimiento normativo y conflictos transfronterizos

Las exigencias de cumplimiento normativo también se multiplican. La orden resalta:

  • Normas de clasificación de la información.
  • Leyes de control de exportaciones.
  • Protección de la privacidad.
  • Salvaguardas de ciberseguridad.

Para los árbitros que intervienen en controversias comerciales con dimensión internacional, este mosaico de obligaciones puede convertirse en un rompecabezas cambiante, donde las aristas regulatorias se redefinen a medida que avanzan la tecnología y la cooperación científica. Dado que la colaboración internacional se promueve “cuando corresponda”, puede surgir una tensión permanente entre la apertura y los reflejos defensivos propios de la seguridad nacional.

4. Un nuevo mapa de conflictos complejos

En síntesis, es probable que la Misión Génesis acelere la innovación y, al mismo tiempo, amplíe el terreno de los desacuerdos legales y regulatorios, particularmente en:

  • Límites y titularidad de la propiedad intelectual.
  • Derechos y obligaciones sobre datos críticos.
  • Expectativas contractuales en proyectos científico-tecnológicos de alto riesgo.
  • Interpretación de marcos regulatorios en rápida evolución.
  • Rendición de cuentas en ecosistemas donde confluyen Estado, empresas y academia.

En este contexto, mediadores, árbitros y abogados deberán combinar conocimiento técnico, comprensión de la lógica de la IA y pericia en gestión de conflictos complejos. La Misión Génesis presenta una visión amplia y luminosa de futuro, pero las rutas que la sostienen exigirán negociación cuidadosa, escucha atenta y, en muchos casos, la disposición a trabajar en entornos de alta ambigüedad antes de arribar a soluciones estables.

Para el campo de la resolución de conflictos, la pregunta ya no es si la IA impactará el trabajo jurídico y la mediación, sino cómo nos preparamos para gestionar el tipo de controversias que este nuevo paradigma está comenzando a generar.

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