GERONTOLESCENCIA Y CELIAQUÍA. LEGISLACIÓN EN SALUD. 26.4.2023

Es realidad: existe la celiaquía en la GERONTOLESCENCIA. Aunque es de más difícil detección y diagnóstico en la edad adulta, porque se suele confundir o asociar sus síntomas con otras enfermedades, el avance de la medicina ha permitido que cada vez se pueda diagnosticar de manera más rápida y sencilla.

Conocer cuáles son sus síntomas y qué podemos hacer ante esta dolencia es el eje de este artículo.

Las cifras de celiacos en edad adulta han aumentado en los últimos años y el 20% de los diagnósticos que se realizan en edad adulta corresponden a personas de más de 60 años, según señala la Asociación de Celiacos y Sensibles al Gluten de Madrid.

A partir de los 65 años, la celiaquía es más común en hombres que en las mujeres. Es fundamental  diagnosticar esta dolencia en ancianos, porque sus síntomas pueden ocasionar efectos a largo plazo, como problemas para absorber nutrientes, lo que puede generar carencias nutricionales, además de alteraciones y daños en el intestino delgado.

 

Los síntomas de la celiaquía en edad adulta son muy diferentes a los que presentan los niños celiacos y en muchas ocasiones la celiaquía aparece en una versión silente, es decir, asintomática.

Este hecho complica aún más el despertar la sospecha y por tanto comenzar las pruebas que podrían conducir a un diagnóstico y tratamiento precoces.

El punto más importante para llegar a un diagnóstico de celiaquía es, simplemente, tener en cuenta los posibles síntomas de la enfermedad:

  • Episodios frecuentes de ardor
  • Dolor y distensión abdominal
  • Digestiones lentas y pesadas
  • Alteración del hábito intestinal (diarreas y/o estreñimiento)
  • Deficiencia de vitaminas y minerales con lo que puede aparecer anemia, osteoporosis, etc.

Predominan los síntomas extra digestivos, con lo que es más complicado despertar la sospecha en el médico y a veces ésta llega de la mano de una analítica alterada o a través de los estudios familiares que se hacen cuando aparece un celiaco en la familia.

En definitiva, llegar a un diagnóstico final de celiaquía en ancianos es el resultado de una combinación de datos clínicos (analíticas, pruebas intestinales, etc.) con la puesta en marcha de una dieta sin gluten, observando sus resultados.

La alimentación como solución al trastorno

El tratamiento de la celiaquía consiste en seguir una dieta estricta libre de gluten de por vida. El gluten es una proteína que está presente en algunos cereales como el trigo, centeno, cebada, triticale (híbrido de trigo y centeno), kamut, espelta y en la avena. Evitarlo  va a permitir una recuperación del funcionamiento del intestino, tanto morfológicamente como de procedimientos.

Al mismo tiempo también se recomienda, al principio del tratamiento, suprimir la lactosa, debido a que es frecuente que la intolerancia a la lactosa acompañe a la celiaquía. En el caso de los gerontolescentes, deberían consumir menos cantidad de hidratos de carbono, evitando las pastas y los arroces y creando buenas recetas con verduras frescas.

 

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