MUJERES.DISCAPACIDAD. DOBLE TECHO DE CRISTAL

 

El doble techo de cristal para las mujeres con discapacidad

Hablar de “Techo de Cristal” es hablar de las barreras invisibles que nos impiden como mujer escalar puestos en nuestros centros de trabajo sólo por el hecho de serlo. Pero en el caso de las mujeres con discapacidad, este techo no es de cristal, es de hormigón armado.

Durante muchos años, hemos utilizado la palabra “discapacidad” para designar a un único colectivo de personas sin caer en la cuenta de que dicho colectivo es tan diverso como el resto de la sociedad. Las mujeres con discapacidad son un grupo muy heterogéneo que requiere respuestas y soluciones distintas para cada situación individual.

Hablar de “Techo de Cristal” es hablar de las barreras invisibles que nos impiden como mujer escalar puestos en nuestros centros de trabajo sólo por el hecho de serlo. Pero en el caso de las mujeres con discapacidad, este techo no es de cristal, es de hormigón armado.

El techo de cristal es también una pared para las mujeres con discapacidad

Si hablamos de mujeres con discapacidad, primero se debe poner de manifiesto las dificultades que experimentan en la inserción laboral, de las barreras que les impiden siquiera acceder al mercado laboral normalizado.

Techo de Cristal” es hablar de las barreras invisibles que nos impiden escalar puestos como mujer.

Se hace patente que además sufren lo que se conoce como “paredes de cristal”, al no poder avanzar ni siquiera en horizontal en el mundo laboral y ello conlleva por tanto una doble discriminación: las mujeres con discapacidad lo tienen más difícil, no solo por su situación, sino también por razones de género.

La educación también es desigual

Esta situación se ve agravada por la falta de igualdad de oportunidades en la educación. Antes de llegar al mundo laboral las personas deberían contar con un sistema educativo accesible, pero a día de hoy, a pesar de contar con una legislación a nivel formativo que exige contar con currículos escolares adaptados, esto no es real. Sigue habiendo un índice elevado de abandono de las personas con discapacidad y por tanto, si con un título ya es difícil acceder a un trabajo digno, sin ninguno es una tarea prácticamente imposible. A esta falta de formación, en el caso de las mujeres se une la tendencia natural de infantilizarlas durante toda su vida, lo que las empuja a seguir bajo la capa de sobreprotección y dependencia económica de la familia. Por este motivo, las mujeres tienen más posibilidades de caer en la pobreza.

 

La brecha salarial también está presente en las personas con discapacidad.

Según los datos del INE correspondientes al año 2020, la tasa de paro de las mujeres con discapacidad (de entre 16 y 64 años) fue de 22,4%, esto es, siete puntos superior a la de la población sin discapacidad. A este escenario se suma la situación de la brecha salarial entre hombres y mujeres con discapacidad: según el Observatorio de la Discapacidad (INE, 2019) el salario de las mujeres con discapacidad fue de 18.863,7€ de media por trabajadora y año, mientras que para los hombres fue de 21.866,6€. Esto supone que la brecha salarial entre hombres y mujeres con discapacidad es del 13,7%. Esto, en términos absolutos, representa 3.000 euros anuales menos. Si comparamos el salario medio de las mujeres con discapacidad respecto al de las personas sin discapacidad, la diferencia se eleva hasta los 5.532 euros anuales.

Igualdad efectiva como solución para acabar con el doble techo de cristal para las mujeres con discapacidad

Se debe concluir este artículo haciendo hincapié en que es necesario que toda la sociedad tome conciencia de la situación de las mujeres con discapacidad y que se ponga freno a los estereotipos que tanto daño hacen mediante imágenes positivas, fomentando la aceptación social, la participación, el respeto y la tolerancia, y poniendo en valor la diversidad humana. Y es que las mujeres con discapacidad tienen derecho a todo y en las mismas condiciones que el resto de personas. Y por eso, desde las Administraciones Pública se tienen que imponer protecciones especiales que garanticen estos derechos.

Afortunadamente ya existen iniciativas extraordinarias como la agencia de diseño de La Casa de Carlota (https://www.lacasadecarlotaandfriends.com), que cuenta con plantilla con un porcentaje de mujeres creativas con discapacidad intelectual, que hacen cosas maravillosas. Todo un modelo de empresa a seguir.

 

Fuente Igualia

 

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