Columnistas

 Este primer post más que respuestas y conceptos específicos contiene los interrogantes y pensamientos que actualmente me movilizan como Mediadora, investigadora y diseñadora, con la finalidad de poner en “tela de reflexión” las habilidades y competencias que hoy reúno como profesional, pero que a raíz del estudio de campo de cómo los niños, niñas y adolescentes de este tiempo presente se vinculan con su entorno (incluyendo el virtual), y todos los conflictos y riesgos que se están configurando alrededor de estas nuevas sociedades virtuales (pero no por ello, no reales) me hace preguntar qué será el día de mañana cuando estén frente mío, cara a cara, o no… para gestionar sus problemas.

Primer pensamiento:

   En plena Era Digital, donde los avances de las tecnologías de la información y comunicación junto con la hiperconexión de redes que potencia la Globalización, como profesionales de las ciencias humanas nos encontramos ante un panorama cada vez más dinámico, cambiante y que posiciona a nuestros usuarios en un sitio nuevo de vinculación con el medio: consumidores activos, creativos, que generan contenido y se inter relacionan con la realidad de una manera completamente diferente, y no estoy hablando de hace 20 años atrás, sino de los últimos 2 o 3 años, e inclusive aquellas generaciones que si bien no estaban acostumbradas quizás a dichas tecnologías o tenían sus preconceptos sobre ellas, a raíz de la pandemia mundial y la aparición para muchos del teletrabajo, marcó un antes y un después, o al menos amplió su perspectiva al respecto.

Primeros interrogantes:

   Ahora bien, como profesional e investigadora de las comunidades virtuales, de la aplicación de técnicas gamificadas y el estudio práctico de los llamados “nativos digitales”, me pregunto como Mediadora: ¿Qué sucederá con estas generaciones que ya están vinculándose y generando contenido en el metaverso, en la realidad virtual, en la realidad aumentada, etc., cuando dentro de unos años estén enfrente nuestro en una mesa de Mediación? ¿Tendremos la capacidad de llegar al corazón del problema y del entendimiento mutuo cuando los códigos comunicacionales serán diferentes a los que gestionamos hoy, en tiempos en que las soluciones se configuran de acuerdo a un reloj que exige rapidez y satisfacción inmediata de la necesidad,  y cuando la forma en que la percepción se vuelve día a día más visual? ¿Realmente nos estamos capacitando en competencias digitales y comunicacionales para estas nuevas generaciones, y obviamente, para los nuevos conflictos transnacionales que comenzarán a aparecer con mayor ímpetu? Y a su vez, ¿estamos gestionando estas competencias en este público nativo digital, inclusive las referidas a la inteligencia emocional?

   En estos últimos siete años aproximadamente que decidí investigar in situ las comunidades virtuales en los videojuegos, a fin de adquirir mayores competencias en una de mis ramas de trabajo que es la Gamificación, me encontré con un mundo social cada vez más fructífero en la vinculación humana, y recalco esta palabra aunque sea redundante; "humana", porque yo era una de esas personas que creía que lo que pasaba en internet era fantasía, pero no, he comprobado que los vínculos que se forman en el hoy llamado metaverso, son reales y con ello también los conflictos que se configuran allí sin ningún tipo de gestión en cuanto a los valores de la Mediación, dado que aún es un terreno fértil en el que los administradores de la plataformas no alcanzan a controlar todo lo que se hace y dice, y esto es justamente porque los canales de comunicación se ampliaron de tal manera como consecuencia que estamos frente a un usuario activo, socializador, competitivo, explorador, y lo que usted lector puede encontrar en lo que ya en los años 90, el Dr. Richard Bartle hablaba sobre la “Taxonomía de los jugadores o gamers”.

   Todo aquello que estudié en mi maestría de Gamificación y Narrativas Transmedias, unido a los conocimientos adquiridos en la Licenciatura de Mediación y Resolución de conflictos, lo vi hace 7 años, lo sigo viendo hoy y me moviliza de sobremanera para bien pero con ciertas preocupaciones, lo que será en los próximos dos o tres años.

   Último interrogante:

  En relación a lo anterior, me pregunto y les pregunto, ustedes adultos, profesionales mediadores: ¿tenemos conocimiento exacto sobre los tipos de conflictos que se están generando en la virtualidad? ¿Creen que estos conflictos pueden trascender lo virtual?

   Para ello, en el próximo post desarrollaré acerca de lo que he visto y vivido ahí, no obstante les brindaré una pista y será el primer preconcepto que quebraré: las edades que se interrelacionan en estos espacios virtuales van desde los 8 años aprox., hasta los 60 años aprox., siendo los usuarios que más contenido generan aquellos comprendidos entre los 10 y los 16 años.  Por lo tanto, el primer mito que se rompe es, que los problemas que ocurren allí son sólo de “chicos”, como podrán intuir no es así. Quienes son maestros y profesores, padres o aquellos que conviven con un menor en sus familias comprenderán quizás un poco más sobre el por qué las aulas son cada vez más difíciles de gestionar en cuanto a los conflictos que ocurren dentro y fuera de la escuela.